Se encuentra usted aquí
AL VUELO- Ambulantes
> DTPV/en Línea
Por Pegaso
Andaba yo volando allá, por la calle peatonal Hidalgo, viendo cómo los comerciantes ambulantes se extienden como una mancha voraz, amenazando con invadir la recién remodelada vialidad para mandar al carajo el proyecto de hacer de la zona centro un verdadero atractivo turístico.
Decía pues, que la mancha voraz del ambulantaje avanza incontenible.
Primero eran unos cuantos que estaban en la cuadra limitada al sur por la avenida ferrocarril y al norte por la calle Colón.
Posteriormente se extendieron hasta la Madero, luego hasta la Pedro J. Méndez y ahora ocupan hasta la Guerrero.
Hay uno que otro que ha pasado ese límite y se han colocado ya en el tramo de la Guerrero con Matamoros. La última cuadra, la de Matamoros a Morelos, aún continúa libre de ambulantaje, salvo, por supuesto, el trío de tres que se ponen a cantar alabanzas cristianas a un lado de Banorte.
Recuerdo que durante la primera administración municipal de Oscar Luebbert Gutiérrez, allá por los años 1996 y 1998 hice un reportaje muy completo sobre el comercio informal en la peatonal.
Había poco más de trecientos de ellos en el arroyo de la calle. Me di a la tarea de contarlos uno a uno, definiendo con exactitud el tipo de mercancía que ofertaban y la persona que se ostentaba como propietaria.
No les voy a mentir. En aquel entonces, sólo algunas familias eran las que tenían acaparados los puestos ambulantes.
Era tan buen negocio, que algunos de ellos construyeron edificios de cuatro plantas sobre la calle Morelos.
El hecho de no pagar impuestos, INFONAVIT, Seguro Social, servicios como la energía eléctrica, agua potable y teléfono, les daban una ventaja desleal sobre los comerciantes establecidos.
Tal vez temiendo llegar a una situación como la que había hace veinte años, don Adán Cisneros De la Rosa puso el grito en el cielo para que la Cámara de Comercio y las autoridades locales pongan un freno a ésta invasión.
En aquel entonces fue Cisneros De la Rosa, precisamente, el promotor de la reubicación del ambulantaje en dos mercados populares que se construyeron ex profeso cerca de las vías del ferrocarril: El mercado Fidel Felázquez y el Guadalupano.
Oscar Luebbert accedió a esa movilización y durante casi dos décadas la calle peatonal Hidalgo se mantuvo libre de ambulantaje.
Se sabe que en varias ocasiones las personas que tienen sus puestos semifijos en las bocacalles quisieron ampliarse hacia la Hidalgo, pero no se les permitió.
Ahora, cual avalancha humana, cual marabunta hambrienta, a escasos días de que termine la administración de Pepe Elías, aprovechan la situación para invadir una vialidad que en teoría, debe ser exclusivamente para los peatones.
Si usted va a la calle Hidalgo, va a encontrar alguno que otro comerciante informal en el primer tramo a partir de la plaza, es decir, de Morelos a Matamoros.
En la segunda sección, de Matamoros a Guerrero hay un puesto de joyería de fantasía fuera de la farmacia Benavides.
Entre Guerrero y Pedro J. Méndez, precisamente frente al negocio de joyería de Adán Cisneros, varios establecimientos semifijos con venta de artículos varios.
En virtud de que el sol está bien picoso, sobre todo al mediodía, optaron por amarrar unas mantas a los flamantes postes y a los árboles que fueron plantados recientemente.
A partir de la Pedro J. Méndez se vuelve todo un caos, ya que casi no se puede caminar por el medio.
Pronto, muy pronto, volveremos a la misma situación que había en 1996, con una calle peatonal ocupada por cientos de puestos informales.
El refrán estilo Pegaso dice así: Cuando ofreces la diestra, adicionalmente tomarán también tu extremidad inferior". (Si les das la mano, agarran el pie).
Andaba yo volando allá, por la calle peatonal Hidalgo, viendo cómo los comerciantes ambulantes se extienden como una mancha voraz, amenazando con invadir la recién remodelada vialidad para mandar al carajo el proyecto de hacer de la zona centro un verdadero atractivo turístico.
Decía pues, que la mancha voraz del ambulantaje avanza incontenible.
Primero eran unos cuantos que estaban en la cuadra limitada al sur por la avenida ferrocarril y al norte por la calle Colón.
Posteriormente se extendieron hasta la Madero, luego hasta la Pedro J. Méndez y ahora ocupan hasta la Guerrero.
Hay uno que otro que ha pasado ese límite y se han colocado ya en el tramo de la Guerrero con Matamoros. La última cuadra, la de Matamoros a Morelos, aún continúa libre de ambulantaje, salvo, por supuesto, el trío de tres que se ponen a cantar alabanzas cristianas a un lado de Banorte.
Recuerdo que durante la primera administración municipal de Oscar Luebbert Gutiérrez, allá por los años 1996 y 1998 hice un reportaje muy completo sobre el comercio informal en la peatonal.
Había poco más de trecientos de ellos en el arroyo de la calle. Me di a la tarea de contarlos uno a uno, definiendo con exactitud el tipo de mercancía que ofertaban y la persona que se ostentaba como propietaria.
No les voy a mentir. En aquel entonces, sólo algunas familias eran las que tenían acaparados los puestos ambulantes.
Era tan buen negocio, que algunos de ellos construyeron edificios de cuatro plantas sobre la calle Morelos.
El hecho de no pagar impuestos, INFONAVIT, Seguro Social, servicios como la energía eléctrica, agua potable y teléfono, les daban una ventaja desleal sobre los comerciantes establecidos.
Tal vez temiendo llegar a una situación como la que había hace veinte años, don Adán Cisneros De la Rosa puso el grito en el cielo para que la Cámara de Comercio y las autoridades locales pongan un freno a ésta invasión.
En aquel entonces fue Cisneros De la Rosa, precisamente, el promotor de la reubicación del ambulantaje en dos mercados populares que se construyeron ex profeso cerca de las vías del ferrocarril: El mercado Fidel Felázquez y el Guadalupano.
Oscar Luebbert accedió a esa movilización y durante casi dos décadas la calle peatonal Hidalgo se mantuvo libre de ambulantaje.
Se sabe que en varias ocasiones las personas que tienen sus puestos semifijos en las bocacalles quisieron ampliarse hacia la Hidalgo, pero no se les permitió.
Ahora, cual avalancha humana, cual marabunta hambrienta, a escasos días de que termine la administración de Pepe Elías, aprovechan la situación para invadir una vialidad que en teoría, debe ser exclusivamente para los peatones.
Si usted va a la calle Hidalgo, va a encontrar alguno que otro comerciante informal en el primer tramo a partir de la plaza, es decir, de Morelos a Matamoros.
En la segunda sección, de Matamoros a Guerrero hay un puesto de joyería de fantasía fuera de la farmacia Benavides.
Entre Guerrero y Pedro J. Méndez, precisamente frente al negocio de joyería de Adán Cisneros, varios establecimientos semifijos con venta de artículos varios.
En virtud de que el sol está bien picoso, sobre todo al mediodía, optaron por amarrar unas mantas a los flamantes postes y a los árboles que fueron plantados recientemente.
A partir de la Pedro J. Méndez se vuelve todo un caos, ya que casi no se puede caminar por el medio.
Pronto, muy pronto, volveremos a la misma situación que había en 1996, con una calle peatonal ocupada por cientos de puestos informales.
El refrán estilo Pegaso dice así: Cuando ofreces la diestra, adicionalmente tomarán también tu extremidad inferior". (Si les das la mano, agarran el pie).
Año 2014 paseo por la Unión de Periodistas en Cuba
Año 2014 paseo por la Unión de Periodistas en Cuba