Se encuentra usted aquí
Procesos Fast Track para reducir la migración irregular
> DTPV/en Línea
WASHINGTON.- Incluso antes de la presión de gobernadores republicanos que han mandado a migrantes a estados gobernados por demócratas, los principales funcionarios encargados de la protección fronteriza del presidente Joe Biden decidieron que tenía que haber un mejor sistema de asilo en Estados Unidos.
Debido a los nuevos patrones migratorios mundiales, la gente se dirige a la frontera sur de EU, muchos huyen de la inestabilidad, la persecución, la guerra, el hambre y las dificultades económicas. Las cifras son abrumadoras. Por primera vez, más de dos millones de migrantes fueron detenidos cuando intentaban cruzar la frontera el año pasado.
Venezolanos, cubanos y nicaragüenses se unen a otros migrantes que se sienten atraídos por el pujante mercado de trabajo estadunidense y por el hecho de que Biden prometió no separar a las familias, ni construir un muro a lo largo de la frontera, ni obligar a los solicitantes de asilo a esperar en paupérrimos campamentos en México, todas políticas adoptadas por el expresidente Donald Trump.
Biden no tiene una solución mágica para que se revise el sistema migratorio sin el apoyo bipartidista del Congreso, una posibilidad que nadie en Washington espera que suceda en el futuro próximo. Pero tras meses de debate en la Casa Blanca, el gobierno de Biden ha comenzado a atender una pequeña parte del problema: el lamentable retraso en el proceso para decidir quién puede solicitar asilo o protección en caso de ser perseguido.
El objetivo es acelerar el sistema, en parte, al darle a los funcionarios de asilo la facultad de decidir quién se queda y quién debe ser rechazado, lo cual antes sólo correspondía a los jueces. Los migrantes serán entrevistados entre 21 y 45 días después de que presenten su solicitud de asilo, mucho más rápido que los años que tomaba con el actual sistema judicial migratorio. La decisión de si se le otorga asilo o no a un migrante debe ser rápida y emitirse de dos a cinco semanas después de la entrevista.
Por ahora, los cambios son menores. Desde fines de mayo, sólo 99 personas han completado lo que se denomina entrevistas de mérito de asilo con un funcionario de asilo y se les ha evaluado por completo conforme a las nuevas reglas. De esos, se les otorgó el asilo a 24 personas, mientras que los restantes regresaron al sistema judicial migratorio para una apelación.
Los funcionarios dijeron que estaban avanzando con lentitud para poner a prueba los procedimientos y que se necesitarían cientos de funcionarios para ampliar el sistema.
Las nuevas reglas no abordarán las fuerzas sociales y económicas de otros países que motivan a los migrantes a huir. Tampoco cambiarán el sistema saturado que se encarga de los migrantes que no solicitan asilo. Y seguirá existiendo el desafío de deportar lo más rápido posible a aquellos a los que rechacen.
"Estamos sentando las bases para una nueva manera de gestionar las solicitudes de asilo”, comentó Alejandro N. Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, encargado del sistema migratorio.
En algunas comunidades, donde los puestos de trabajo no se cubren, la ciudadanía ve con buenos ojos la afluencia de inmigrantes en busca de trabajo.
Pero republicanos como el gobernador de Florida,
Ron DeSantis, y el gobernador de Texas, Greg Abbott, condenan las medidas laxas contra la migración ilegal. DeSantis dijo a los periodistas este mes que seguiría enviando a los migrantes a otras partes de Estados Unidos, con el argumento de que bastiones liberales como Martha’s Vineyard —a donde envió a decenas de indocumentados— están demasiado alejados del influjo de migrantes y su impacto en las comunidades.
DECLARAN ESTADO DE EMERGENCIA
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, declaró ayer estado de emergencia en respuesta a los miles de inmigrantes latinoamericanos trasladados en autobús a la ciudad en los últimos meses desde la frontera sur de Estados Unidos, lo que ha puesto a prueba el sistema de albergues de la ciudad.
La ciudad anticipa un gasto de mil millones de dólares para gestionar la afluencia de solicitantes de asilo, dijo Adams en un discurso en el Ayuntamiento.
Más de 17 mil migrantes han llegado a Nueva York desde abril; un promedio de cinco o seis autobuses cada día desde principios de septiembre, y nueve autobuses el jueves, dijo el alcalde.
El estado de emergencia facilitará que los organismos de la ciudad coordinen su respuesta más rápidamente, explicó Adams.