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Un autor de masacre en Kenia es hijo de alto funcionario
Lunes 6 Abril 2015 (08:08)
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Nairobi, Kenia — Uno de los enmascarados que mató a 148 jóvenes en el campus de Garissa es el hijo de un funcionario keniano. Las autoridades de Kenia han identificado a uno de los autores de la matanza como Abdirahim Adbullahi, hijo de un funcionario del gobierno en la región de Mandera, al este del país.
“Su padre había indicado a las fuerzas de seguridad que su hijo había desaparecido de casa y estaba ayudando a la policía a localizar a su hijo cuando sucedió el asalto” ha explicado el Ministro del Interior, Mwenda Nkoja.
Según un funcionario de Garissa, el Gobierno estaba al corriente que Abdirahim se había unido a a milicia somalí Al Shabab después de graduarse en Derecho en la universidad de Nairobi, en 2013.
Abdulahi, que murió en el asalto de las fuerzas de seguridad, "era diplomado de la Facultad de Derecho de Nairobi y descrito por alguien que le conocía muy bien como un futuro jurista brillante", según un portavoz del ministerio.
Kenia inició ayer domingo tres días de duelo nacional en memoria de las 148 víctimas del ataque a la universidad de Garissa, entre críticas de la prensa por la lenta reacción de las fuerzas de seguridad ante los asaltantes islamistas.
El país, cristiano en un 80%, celebraba la Pascua sumido en el dolor: las misas en todo el país estarán dedicadas a las personas muertas el jueves en el campus de la universidad, en su mayoría estudiantes cristianos.
El presidente keniano Uhuru Kenyatta anunció tres días de duelo con banderas a media asta y prometió que su país responderá “con la mayor severidad”.
El ataque fue reivindicado por los islamistas somalíes shebab en represalia a la intervención del ejército keniano en Somalia para frenar a sus combatientes.
Críticas de la prensa
Por otra parte, la prensa era especialmente severa ayer domingo con las fuerzas especiales kenianas, que tardaron al menos siete horas el jueves en desplegarse ante el comando de islamistas somalíes shebab, mientras éstos perpetraban su matanza en la universidad.
“Se trata de una negligencia que linda con el acto criminal”, afirma el gran diario keniano Nation en un editorial, y recuerda que los “hombres armados que mataron a decenas de estudiantes con evidente placer se pudieron tomar todo su tiempo”.
El otro gran diario de Kenia, The Standard, publica una caricatura en la que se ve a una serpiente, que representa la “amenaza terrorista”, despertar de un mordisco a un responsable de seguridad mientras un perro ladra “demasiado poco, demasiado tarde”.
La matanza de Garissa constituye el más sangriento ataque desde el bombardeo en 1998 de la embajada de Estados Unidos en Nairobi, que causó 213 víctimas mortales.
Todos los líderes políticos y religiosos, entre ellos el máximo líder musulmán del país, Hassan Ole Naado, condenaron la matanza de Garissa.
“Kenia está en guerra, y debemos permanecer unidos”, dijó el líder musulmán.
Una de las instituciones más prestigiosas del islam sunita basada en Egipto, Al Azhar, también condenó el sábado la matanza.
Tras el atentado, los shebab amenazaron a Kenia con proseguir una "guerra larga y espantosa" si Nairobi no retira sus tropas de Somalia.
Kenia se enfrentará a un “nuevo baño de sangre” si no pone fin a "la opresión" y “la persecución sistemática de los musulmanes” en Kenia, así como “la ocupación de las tierras musulmanas”, en alusión a Somalia, afirmaron los islamistas mediante un comunicado.
La policía de Garissa paseó el sábado los cadáveres de los cuatro asaltantes de la universidad, apilados en la parte trasera de un pick-up seguido por una muchedumbre.
Las autoridades insistieron en que con el macabro desfile pretendían averiguar si alguien podía identificar a los autores de la masacre, pero algunos viandantes lanzaron piedras contra sus cuerpos.
Desde el jueves, “cinco personas (relacionadas con el ataque) fueron detenidas”, declaró a la AFP el portavoz del ministerio del Interior, Mwenda Njoka.
Las autoridades kenianas siguen buscando al que consideran el cerebro del ataque, Mohamed Mohamud, por el que ofrecen unos 200 mil euros (215 mil dólares).
Este antiguo profesor keniano de una escuela coránica de Garissa se unió primero al movimiento de los Tribunales Islámicos que se adueñó de Mogadiscio en 2006, antes de pasarse a una milicia islamista y acabar en los shebab.
El ataque más sangriento de los shebab en Kenia era hasta ahora el asalto al centro comercial Westgate en Nairobi, donde murieron 67 personas, en septiembre de 2013.
“Su padre había indicado a las fuerzas de seguridad que su hijo había desaparecido de casa y estaba ayudando a la policía a localizar a su hijo cuando sucedió el asalto” ha explicado el Ministro del Interior, Mwenda Nkoja.
Según un funcionario de Garissa, el Gobierno estaba al corriente que Abdirahim se había unido a a milicia somalí Al Shabab después de graduarse en Derecho en la universidad de Nairobi, en 2013.
Abdulahi, que murió en el asalto de las fuerzas de seguridad, "era diplomado de la Facultad de Derecho de Nairobi y descrito por alguien que le conocía muy bien como un futuro jurista brillante", según un portavoz del ministerio.
Kenia inició ayer domingo tres días de duelo nacional en memoria de las 148 víctimas del ataque a la universidad de Garissa, entre críticas de la prensa por la lenta reacción de las fuerzas de seguridad ante los asaltantes islamistas.
El país, cristiano en un 80%, celebraba la Pascua sumido en el dolor: las misas en todo el país estarán dedicadas a las personas muertas el jueves en el campus de la universidad, en su mayoría estudiantes cristianos.
El presidente keniano Uhuru Kenyatta anunció tres días de duelo con banderas a media asta y prometió que su país responderá “con la mayor severidad”.
El ataque fue reivindicado por los islamistas somalíes shebab en represalia a la intervención del ejército keniano en Somalia para frenar a sus combatientes.
Críticas de la prensa
Por otra parte, la prensa era especialmente severa ayer domingo con las fuerzas especiales kenianas, que tardaron al menos siete horas el jueves en desplegarse ante el comando de islamistas somalíes shebab, mientras éstos perpetraban su matanza en la universidad.
“Se trata de una negligencia que linda con el acto criminal”, afirma el gran diario keniano Nation en un editorial, y recuerda que los “hombres armados que mataron a decenas de estudiantes con evidente placer se pudieron tomar todo su tiempo”.
El otro gran diario de Kenia, The Standard, publica una caricatura en la que se ve a una serpiente, que representa la “amenaza terrorista”, despertar de un mordisco a un responsable de seguridad mientras un perro ladra “demasiado poco, demasiado tarde”.
La matanza de Garissa constituye el más sangriento ataque desde el bombardeo en 1998 de la embajada de Estados Unidos en Nairobi, que causó 213 víctimas mortales.
Todos los líderes políticos y religiosos, entre ellos el máximo líder musulmán del país, Hassan Ole Naado, condenaron la matanza de Garissa.
“Kenia está en guerra, y debemos permanecer unidos”, dijó el líder musulmán.
Una de las instituciones más prestigiosas del islam sunita basada en Egipto, Al Azhar, también condenó el sábado la matanza.
Tras el atentado, los shebab amenazaron a Kenia con proseguir una "guerra larga y espantosa" si Nairobi no retira sus tropas de Somalia.
Kenia se enfrentará a un “nuevo baño de sangre” si no pone fin a "la opresión" y “la persecución sistemática de los musulmanes” en Kenia, así como “la ocupación de las tierras musulmanas”, en alusión a Somalia, afirmaron los islamistas mediante un comunicado.
La policía de Garissa paseó el sábado los cadáveres de los cuatro asaltantes de la universidad, apilados en la parte trasera de un pick-up seguido por una muchedumbre.
Las autoridades insistieron en que con el macabro desfile pretendían averiguar si alguien podía identificar a los autores de la masacre, pero algunos viandantes lanzaron piedras contra sus cuerpos.
Desde el jueves, “cinco personas (relacionadas con el ataque) fueron detenidas”, declaró a la AFP el portavoz del ministerio del Interior, Mwenda Njoka.
Las autoridades kenianas siguen buscando al que consideran el cerebro del ataque, Mohamed Mohamud, por el que ofrecen unos 200 mil euros (215 mil dólares).
Este antiguo profesor keniano de una escuela coránica de Garissa se unió primero al movimiento de los Tribunales Islámicos que se adueñó de Mogadiscio en 2006, antes de pasarse a una milicia islamista y acabar en los shebab.
El ataque más sangriento de los shebab en Kenia era hasta ahora el asalto al centro comercial Westgate en Nairobi, donde murieron 67 personas, en septiembre de 2013.